17 de Agosto: conmemoración de la muerte del General San Martín

El 17 de Agosto se conmemora el aniversario de la muerte del General José de San Martín, un gran prócer argentino y libertador de la Argentina, Chile y Perú.
José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778. En 1781 su familia se trasladó a Buenos Aires donde vivían en una casa ubicada en la calle Piedras. En 1784 San Martín llegó con su familia a España. Entre 1789 y 1811 dio sus primeros pasos en la milicia en el Regimiento de Murcia, como cadete y luego, ya con mayor rango, participó en las campañas de África y de Europa.

San Martín tomó contacto en Londres con la Gran Reunión Americana, sociedad patriótica ligada a la masonería (grupo que proclamaba la igualdad, la libertad y la fraternidad).
El 9 de marzo de 1812 regresó a Buenos Aires para ponerse a las órdenes del gobierno patriota y al servicio de la emancipación en América. Creó el Regimiento de Granaderos y se convirtió en coronel el 7 de diciembre de 1812. A mediados de ese año fundó, junto con Alvear, una filial de la Logia de los Caballeros Racionales, que rebautizó con el nombre de Logia Lautaro. El nombre fue tomado de un cacique araucano que se sublevó en el siglo XVI contra los españoles.

El 12 de noviembre de 1812 San Martín, que tenía 34 años, se casó con María de los Remedios de Escalada, y como fruto de ese matrimonio nació su hija Mercedes. Su esposa lo ayudó en la formación del Ejército de los Andes: fundó la Liga Patriótica de Mujeres y donó sus joyas para ayudar a la campaña.
El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraban por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y el prestigio del, en ese entonces, coronel San Martín crecía sin cesar. 

Fue así que en 1814 se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano. San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima.


Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado gobernador de Cuyo. Fomentó la educación, la agricultura y la industria y creó un sistema impositivo igualitario cuidando que pagaran más los que más tenían.
San Martín debió enfrentar en Cuyo la oposición de los hermanos Carreras, exiliados chilenos que habían abandonado su país tras la derrota de Rancagua.

A poco de cruzar, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotan a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. 
El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada. Afortunadamente el General Las Heras logró salvar a su cuerpo y en base a estos hombres pudo reorganizarse un ejército de 5.000 hombres y vencer definitivamente a los realistas en Maipú el 5 de abril de 1818.

Pocos días después de Maipú, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra el bastión realista de Lima. 
Obtiene la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para su plan limeño de los que sólo llegarán efectivamente 300.000. San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno y armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane.
El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora.
El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco. Una división al mando del General Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. 

Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto de Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal.
El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. 
San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú.

Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña en Ecuador. 
El general argentino le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha, que garantizaron la rendición de Quito. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. 
La famosa entrevista de Guayaquil, en Ecuador, se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. 
San Martín regresó a Lima y renunció a su cargo de Protector del Perú.
Partió luego rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de 1823. Cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver a su esposa, que estaba gravemente enferma. 

Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que San Martín entrara a la ciudad. 
Ante el agravamiento de la salud de Remedios, pese a las amenazas, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto. 
Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en compañía de su pequeña hija Mercedes rumbo a Europa. 
San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos, como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg.
Pero el general seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829 llega al puerto de Buenos Aires pero no desembarca. Se entera del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. 

Muchos oficiales le envían cartas a su barco y lo van a visitar con la intención de que se haga cargo del poder. San Martín se niega porque piensa que tome el partido que tome tendrá que derramar sangre argentina y no está dispuesto a eso. 
Triste y decepcionado decide regresar. Pasa unos meses en Montevideo y finalmente retorna a Francia. En 1832 una epidemia de cólera asoló Francia. San Martín y su hija Mercedes, fueron afectados por esa grave enfermedad. 

En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofreciéndole sus servicios militares. 
Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribirle a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones
San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma, úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. 
En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas y que su corazón descansara en Buenos Aires. Esta última voluntad se cumplió en 1880, cuando el presidente Avellaneda recibió los restos del libertador.